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Presentación libro Dios y Ciencia

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Presentación del libro: «Dios, la ciencia, las pruebas»

Los autores de ‘Dios. La ciencia. Las pruebas’ en Madrid: «Para ser ateo hoy hay que creer en muchas cosas increíbles»

La Universidad CEU San Pablo acogió la presentación en España del provocador ensayo que ha vendido más de 250.000 copias en Francia

¿Tiene algo que decir la ciencia sobre la existencia de un Dios creador? Michel-Yves Bolloré y Olivier Bonnassies, autores del provocador ensayo Dios. La ciencia. Las pruebas.
 
El albor de una revolución, están convencidos de que sí, y así lo dejaron patente este lunes durante la presentación del libro en Madrid, que tuvo lugar en la Universidad CEU San Pablo. «Para ser ateo hoy hay que creer en muchas cosas extremadamente increíbles, como que el universo es infinito o que hay una cantidad gigantesca de multiversos», desafiaba Bonnassies.
 
Publicado en nuestro país por la editorial Funambulista, Dios, la ciencia, las pruebas ha sido un éxito editorial en Francia, donde ha vendido más de 250.000 ejemplares. Se trata de un volumen prologado por el Nobel de Física Robert W. Wilson y la ensayista Elvira Roca, que recoge tres años de trabajo en los que Bolloré y Bonnassies –ingenieros de formación– han colaborado con una veintena de especialistas para iluminar la cuestión de la existencia de Dios a la luz de los avances científicos más recientes.
Bonnassies abrió fuego con una perspectiva histórica:
 
«Hubo un tiempo en que apenas había ateos, en todo el mundo y casi toda la historia la mayoría de personas han creído en Dios: al principio de forma intuitiva, luego gracias a la filosofía, la revelación judeocristiana… hasta los siglos XIX y XX, dominados por el materialismo». Para el también co-fundador del portal Aleteia, no obstante, los últimos años han estado marcados por «un gran vuelco»: una serie de descubrimientos «que han cambiado totalmente la manera de concebir las cosas, y que pensamos que provocarán la vuelta natural a la conciencia de la existencia de Dios».
 

Termodinámica, relatividad y ajuste fino

 

En concreto, los autores de Dios. La ciencia. Las pruebas se refieren a los avances en termodinámica –que demuestran que el universo se dirige hacia su muerte térmica, y que por tanto tendrá un final–, la teoría de la relatividad –que pone en relación de tiempo, espacio y materia, y permitió al sacerdote católico Georges Lemaître descubrir el Big Bang– y el llamado «ajuste fino»: la constatación de que la vida tal y como la conocemos sería imposible si alguno de los parámetros del universo fuera ligeramente distinto.

 
«La cuestión del principio del universo y la explicación del ajuste fino son hoy los dos grandes desafíos para los ateos», señaló Bonassies, y Bolloré lo corroboró: «La tesis de la no existencia de Dios también tiene consecuencias; entre ellas, que todas las historias deben ser explicadas naturalmente». Esta última idea es la que ha motivado la segunda mitad del libro, centrada en aspectos que a priori desentonan en un libro de ciencia, como quién es Jesús de Nazaret o cómo explicar el milagro de Fátima.

«Lo difícil es ser ateo»

La presentación estuvo organizada por la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria –una obra de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP)– y fue presentado por el catedrático de Química Orgánica en la Universidad CEU San Pablo Javier Pérez Castells, que trazó un recorrido histórico de la relación entre la ciencia y la religión en los últimos dos siglos: «Si en el siglo XIX –señaló– podía tener su dificultad ser creyente, en el siglo XXI lo que es difícil es ser ateo».
 
El también coordinador del ensayo La ciencia contra Dios destacó algunas conclusiones del libro de Bolloré y Bonnassies, como que «la resistencia a las ideas nuevas no es patrimonio de la gente creyente», poniendo como ejemplo la persecución a científicos en la URSS. Castells añadió que «el problema actual no lo tiene el mundo de la Física, la Matemática o la cosmología –que están a un paso del teísmo–, sino las disciplinas ‘bio’, a las que les falta una vuelta de tuerca para entender la física moderna, más organicista que mecanicista».
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