239 días atrapados en el espacio
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Cuando Suni Williams y Barry ‘Butch’ Wilmore partieron hacia la Estación Espacial Internacional a bordo de la Starliner el pasado 5 de junio para una misión de ocho días, no podían pensar que más de dos meses después seguirían en órbita. «Hemos estado muy ocupados aquí. No me quejo. ‘Butch’ no se queja de que estemos aquí un par de semanas más», decía la propia Williams el 11 de julio. Ese par de semanas más tiene visos de alargarse hasta febrero del año que viene.
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Así lo ha sugerido la NASA en una comparecencia para informar sobre los achaques técnicos de la nave construida por Boeing que hacen imposible por el momento su regreso a la Tierra. »El equipo está trabajando para reducir la incertidumbre y llegar a un consenso sobre la mejor opción, con el objetivo de traer a la tripulación de Starliner a casa lo antes posible», aseguraron. Contando desde hoy y hasta el 31 de enero, serían 239 los días atrapados a 400 kilómetros de altura.
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Para poner fin a este encierro estelar, la agencia espacial estadounidense maneja dos alternativas. La primera, y más improbable a la vista de lo sucedido hasta ahora, pasa por resolver las fugas de helio y los fallos detectados en los propulsores de la Starliner y utilizar la lanzadera para la vuelta, como inicialmente estaba previsto.
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Para lograrlo, los ingenieros llevan desde julio haciendo pruebas tanto en la base White Sands, en Nuevo México, como en la propia nave anclada en la ISS para dar con la solución.
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Descubrieron que algunas juntas de teflón de los propulsores se abombaban más de la cuenta en los ensayos en tierra. Sin embargo, en un breve encendido en la propia Starliner, funcionaron con normalidad. «No podemos demostrar con total certeza que lo que vemos en órbita es exactamente lo que se ha reproducido en tierra. Queremos entender la física de lo que está pasando», reconocieron.
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Aunque la versión oficial seguía defendiendo las capacidades de la CST-100 Starliner, el nombre completo de una nave con capacidad para siete tripulantes, las dudas surgidas hicieron necesario ya desde julio pergeñar un «plan de contingencia»: las Dragon Crew de Space X, la empresa espacial de Elon Musk y competencia directa de Boeing para llevar astronautas a la Estación Espacial.
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La historia de esta rivalidad se remonta a 2011. Ese año, Estados Unidos decidió poner punto y final al transbordador Atlantis, lo que dejaba a la primera potencia mundial sin capacidad para poner astronautas en órbita.
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Solo podían hacerlo alquilando plazas en las naves rusas, que cobraban entre 20 y 80 millones de dólares por asiento. En conjunto y según los datos de la propia NASA, abonaron 3.369 millones de dólares a Moscú entre 2006 y 2018.
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Ya en 2014, tanto por el coste económico como sobre todo por orgullo nacional, el entonces presidente Obama decidió poner punto y final a esta dependencia otorgando sendos contratos a Boeing y a Space X.
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La primera se llevó 4.200 millones frente a los 2.600 de la segunda. El gigante aeronáutico, con una experiencia en el espacio que se remonta a las misiones ‘Apolo’ de finales de los años 60 y principios de los 70, se comprometió a que el primer vuelo de la Starliner tendría lugar en 2015.
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Comenzó entonces un sinfín de retrasos -por problemas con los paracaídas, por ejemplo- que imposibilitaron su despegue con cosmonautas a bordo hasta este pasado mes de junio. Space X, por su parte, cumplió con su parte en 2020 y desde entonces ha trasladado tripulaciones de la NASA a la Estación Espacial en ocho ocasiones.
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El mencionado «plan de contingencia» echaría mano de la misión ‘Crew 9’, el próximo de estos vuelos con cápsulas Dragon, y lo adaptaría a las nuevas necesidades. Por un lado, se ha cambiado su calendario.
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Previsto para este mes de agosto -la ventana de lanzamiento se abría el día 18 y se cerraba a finales de septiembre-, el miércoles se anunció que no despegaría antes del 24 del mes que viene. Por otro, los cuatro tripulantes que debían viajar a bordo -tres astronautas de la NASA y uno de Roscocomos, su equivalente rusa- se reducirían a dos para dejar hueco a Suni Williams y ‘Butch’ Wilmore. Como estas misiones tienen una duración de seis meses, la estancia de estos últimos se alargaría al menos hasta febrero de 2025.
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La lanzadera de Musk ocuparía el lugar en la ISS de la Starliner, que volvería a nuestro planeta sin sus ocupantes.
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Tanto Williams como Wilmore son astronautas curtidos en varias estancias en la ISS en el pasado. A sus 58 años, la primera llegó a tener el récord femenino de estancia en el espacio de forma continuada con 195 días -en los últimos años superaron su marca la italiana Samantha Cristoforetti, que alcanzó los 200, y Cristina Koch, la mujer destinada a ser la primera en pisar la Luna, que estiró su estadía en órbita hasta 328 días-.
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En su currículum figuraron también el mayor número de paseos espaciales y la caminata más larga. Si finalmente regresan a la Tierra en febrero, esta licenciada en Física y piloto de helicópteros de combate, acumularía 559 días en la Estación Espacial. Wilmore, ingeniero y piloto militar de 61 años, sumaría 416.
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«Podríamos tomar cualquiera de las dos opciones. Y la gente razonable podría elegir cualquiera de esas opciones», ha reconocido Ken Bowersox, administrador asociado de la NASA para la dirección de misiones de operaciones espaciales. Todo apunta a que la elegida será la de «contingencia». En último término, incluso podrían usar una Soyuz rusa, pero sería volver a pedir ayuda a Putin.
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Suni Williams y Barry ‘Butch’ Wilmore no son los únicos astronautas que se han visto atrapados en la Estación Espacial Internacional.
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Le ocurrió el año pasado a Frank Rubio, que tuvo que prolongar los seis meses que suelen permanecer en órbita las tripulaciones en la ISS hasta poco más de un año, 370 días en concreto. La causa fue la basura espacial. Algunos de estos restos que orbitan en torno a la Tierra chocaron con la nave Soyuz que le había llevado a la ISS y obligaron a doblar su estancia en órbita.
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Algo parecido le ocurrió a Cristina Koch, que llegó hasta los 328 días debido a problemas con la programación de los vuelos. Ambos quedan lejos del récord absoluto, en manos del ruso Valeri Poliakov, que permaneció en la estación MIR 437 días entre 1994 y 1995.
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En cuanto a la marca de días totales en el espacio, la marca pertenece a Oleg Kononenko. El cosmonauta ruso superó el pasado 4 de junio los 878 días de su compatriota Guennadi Padalka. Dado que permanecerá en la Estación Espacial hasta el 23 de septiembre, elevará el listón hasta los 1.110 días.
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