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Luis Zueco ambienta su novela ‘El mapa de un mundo nuevo’ en los últimos años del siglo XV, poco después de que Cristóbal Colón llegara al continente americano.
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«Fue una época en la que el planeta se transformó por completo», asegura y señala que la clave fue un ‘boom’ comercial y sus consecuencias. «Antes, durante la Edad Media, los individuos estaban atados a la tierra y ahora surge la posibilidad de viajar y de enriquecerte, aunque no te hicieras noble».
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El autor hablará de este periodo y de su obra, recientemente publicada, en un nuevo encuentro del Aula de EL CORREO que tendrá lugar hoy, a partir de las 19 horas, en la Biblioteca Bidebarrieta de Bilbao. El acto cuenta con la colaboración de Ediciones B y el apoyo de BBK.
La charla
Ponente. Luis Zueco, en conversación con César Coca.
Lugar y hora. Hoy, a las 19.00 horas en la Biblioteca de Bidebarrieta.
Con la colaboración: Fundación BBK.
La cartografía juega un papel determinante en esta historia. «Toda la población sabía que el planeta era redondo, pero pensaban que era más pequeño», apunta y señala que los navegantes se guiaban por mapas de la Antigüedad.
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«Nadie había estado en China o Japón, por ejemplo, y cada descubrimiento abría muchas posibilidades. Tener un mapa implicaba poseer un tesoro, y ahí entra en juego el espionaje político».
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Europa cambió sus ejes. «El centro varía radicalmente», explica Zueco, quien destaca que hasta entonces los grandes flujos se circunscribían al Mediterráneo y es tras la caída de Constantinopla cuando el Atlántico asume mayor relevancia.
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«Las costas del Cantábrico estaban poco pobladas porque eran peligrosas por su exposición a las invasiones». Los balleneros vascos adquieren cierto protagonismo en su trama.
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«Está claro que Colón no fue el primero y las peripecias de aquellos marineros eran interesantes para la historia. En Fuerte Navidad, el primer asentamiento de los descubridores, había navegantes de Deva».
La llegada de nuevos productos cambió lentamente los modos de vida y consumo.
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«Pero costó tiempo -advierte-. Las patatas no se comían y, al principio, a los tomates eran apreciados por su función ornamental. Las épocas históricas son largas y deben pasar generaciones para que la sociedad se transforme».
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Otro cambio fundamental llegó gracias a la imprenta. «Los libros eran escasos y caros, y de esta manera se produce una mayor difusión de las ideas».
Este libro cierra una bilogía iniciada con ‘El tablero de la reina’, en el que se aborda el ascenso de Isabel la Católica. «Nació como una princesa medieval y es la primera monarca moderna», dice.
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Asegura también que en nuestra historia no ha habido un gobernante a su altura. «Logró que unos reinos situados al sur de Europa y no muy importantes se unieran para crear la primera potencia mundial, condición que se mantuvo durante siglo y medio», indica. «Supo reinar a largo plazo, la clave para un buen dirigente».
El viaje «cambia el mundo»
Las narraciones de Zueco nacen de un tema, no de un periodo o a partir de un determinado personaje. «Yo quería hablar de cómo los viajes cambian el mundo», confiesa e indica que cuando tuvo la certeza de que existía una novela documentó hasta el último detalle y comenzó la elaboración de la ficción.
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«Es como un puzle y comporta una complejidad singular. Ahora bien, si funciona deja un poso diferente al de otro tipo de novela porque permite descubrir personajes, épocas y enclaves que quedan en ti».
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La verosimilitud es uno de los retos del subgénero. «Es algo que también sucede con el cine de época, que algunas ambientaciones no te las crees. Un buen escritor debe dominar el periodo», reconoce. En cambio, el lenguaje no supone ningún obstáculo. «No se puede utilizar algo que sea antiguo, no tiene sentido», defiende.
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«Además, no sabemos cómo se hablaba en el siglo XV, no hay registros sonoros, y es diferente el coloquial del escrito e, incluso, entre los diversos estamentos sociales. Creo que la expresión debe ser sencilla para que llegue a la gente».
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