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Martes, 7 de enero 2025
Diana Martínez
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La continua evolución humana ha significado la reducción, y eliminación en algunos casos, del espacio que pertenece a la naturaleza.
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El hormigón ha sustituido al mar y a la tierra para permitir que la sociedad crezca. Una evolución que se ha llevado a cabo en multitud de ciudades por todo el mundo. Con el paso de los años, el cambio ha sido notorio en Santurtzi, donde se lleva más de un siglo ganando terreno al mar. Y no poco.
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El nivel del agua se situaba en la iglesia de San Jorge, en pleno centro de la localidad, donde a día de hoy se encuentra la estatua en honor a Cristobal Murrieta, justo delante del Ayuntamiento.
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Los arrantzales, una de las figuras más importantes del municipio marinero, descargaban el pescado en el mismo corazón de Santurtzi. De hecho, la escultura de una reproducción a escala natural de un niño que pesca sentado junto a un perro –obra del gaditano Benito Valladares– descansa en esa misma ubicación desde 2010 como recuerdo de que «hasta principios del siglo XIX el agua llegaba hasta aquí», apuntó el entonces alcalde, Ricardo Ituarte.
Una estampa que se perdió tras décadas de rellenos para acometer una gran transformación industrial que llevó consigo la creación de carreteras, vías ferroviarias y la ampliación del Puerto de Bilbao, que hoy en día sigue creciendo.
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¿Cómo arrancó toda esta conversión? La localidad sufrió su primera gran transformación hacia 1905, según recoge ‘Santurtzi Historian Zehar’, blog del cronista Jon Koldo Fernández García de Iturrospe, fallecido en 2020, que se volcó durante una década en investigar y documentar la historia de su pueblo natal.
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Fue en aquella época cuando se comenzó a ganar terreno al mar con el inicio de las obras de relleno del actual parque central y el puerto pesquero, lo que impulsó no solo la actividad del municipio sino también la población, que acudía para aprovechar las oportunidades de trabajo. Y es que en aquel Santurtzi el censo apenas alcanzaba los 3.400 habitantes, mientras que a día de hoy la cifra supera los 46.000.
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Un año después, en 1906, Evaristo Churruca Brunet, director de la Junta de Obras del Puerto de Bilbao, propició la construcción del muelle de atraque, que llevaría el nombre de la entonces reina Victoria Eugenia, como se conoce ahora al paseo que se encuentra en esta misma ubicación, junto al polideportivo Mikel Trueba y las piscinas municipales.
El relleno
El relleno, «a razón de 6.000 metros cúbicos diarios de arena y otros materiales» –documenta el historiador–, se dividió en dos tramos: entre la playa de Portugalete y la punta de la Llana en Santurtzi, con una longitud de 1.215 metros y dentro de la cual se incluía el nuevo puerto pesquero, concluido en 1912; mientras que la segunda parte iba desde la Llana hasta el rompeolas, con una longitud de 1.285 metros.
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En este último tramo se ejecutó un muelle de atraque (de 640 metros de longitud) que comunicaba con la villa jarrillera mediante la carretera y las vías de ferrocarril. La actividad industrial ligada al mar volvió a fomentar el incremento poblacional entre la década de los 50 y los 80, cuando el municipio pasó de los 10.000 a los 54.000 habitantes.
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Desde 1992, cuando comenzaron las obras de ampliación en el Abra exterior, la Autoridad Portuaria ha invertido mil millones de euros para ganar «2 millones y medio de metros cuadrados de superficie terrestre y 4,6 kilómetros de muelles de atraque», lo que equivale a casi 360 campos de fútbol de San Mamés, según datos manejados por la entidad.
El Puerto sigue ampliándose con la segunda fase del espigón central, que aportará «treinta nuevas hectáreas en unas instalaciones con alto grado de ocupación y gran demanda». El aprovechamiento integral del Abra exterior entra así en su última fase, con unos trabajos cuyos rellenos se realizarán con escombros procedentes de obras importantes de Euskadi –en clave de economía circular– y que se estima finalicen para mediados de 2027, asegura el presidente de la Autoridad Portuaria, Ricardo Barkala.
El antiguo arenal
Cabe recordar que como consecuencia de las obras de construcción de los espigones del puerto en la primera mitad del siglo XX, los santurtziarras pudieron disfrutar de una playa urbana junto a lo que actualmente es la calle Itsasalde –antigua Capitán Mendizábal y popularmente llamada como ‘la calle del Dólar’–, a la que se conoció por el nombre de ‘Miami’. Pero la consecución de esta transformación conllevó que al final la ciudadanía perdiera su arenal.
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Esta es una situación que el Ayuntamiento marinero se ha propuesto revertir de cara a los dos próximos años con la puesta en marcha de una playa urbana con una zona de solárium junto a los pantalanes, volviendo así a los orígenes, cuando los vecinos podían tocar el mar y disfrutar de un chapuzón.
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En palabras de la alcaldesa, Karmele Tubilla, se trata de un «proyecto estratégico», aún sin presupuesto y que se prevé que sea una realidad para 2026, que va a «marcar un antes y un después en el pueblo».
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Por otro lado, a esta transformación se suma la futura instalación de un embarcadero junto al espigón del puerto pesquero donde se encuentra la estatua de la Virgen del Carmen, patrona de la localidad. Una infraestructura decisiva para el desarrollo del club de remo. Para ello, la Autoridad Portuaria hará una concesión de una lámina de agua de 185 metros cuadrados y otros 5 de superficie terrestre. La previsión es que para finales del próximo ejercicio esté lista una de las últimas actuaciones que se lleva a cabo en la historia de Santurtzi ganando un poco más de terreno al mar.
Una ‘bonita aldea’ con 950 años de historia que celebrar
Con el mar, el monte y la gastronomía como principales reclamos, esta ‘bonita aldea’ –como reza la popular canción local– cuenta con casi un milenio de historia.
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Concretamente, este 2025 se cumplirán 950 años desde la primera vez que se menciona el nombre del municipio en un escrito. Se trata de un antiguo cartulario en latín que data del año 1075 y que hace referencia al monasterio de San Jorge, la capilla que erigieron unos monjes británicos que, tras escapar de la guerra en su tierra natal y sufrir una tormenta en alta mar, desembarcaron en lo que hoy se conoce como Santurtzi.
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Y como 950 años no se cumplen todos los días, el objetivo es celebrarlo a lo largo de todo el ejercicio que acabamos de estrenar, con al menos una actividad cultural, festiva y deportiva cada mes del calendario. En total, treinta actividades que arrancarán hoy mismo en la iglesia de San Jorge, un día después de la fecha del cartulario para no quitar protagonismo a los Reyes Magos, que ayer protagonizaron el día.
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Entre las actividades destaca un espectáculo audiovisual sobre la historia local proyectado sobre las fachadas de edificios municipales, la recuperación de la bajada de dragones –un juego de luz, color y pirotecnia que se representó hace más de dos décadas–, visitas teatralizadas y la representación de la batalla del Pequeño Serantes.
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