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Cuando visitó la cueva de Axlor (Dima) en 2009, la escritora Jean M. Auel, autora del best-seller prehistórico ‘El clan del oso cavernario’ y sus continuaciones, se paró a contemplar la bonita vaguada en la que se encuentra este yacimiento, habitado por neandertales en el Paleolítico medio. «Está muy bien protegido. Es un lugar estupendo para organizar cacerías y esperar el paso de las piezas», comentó. No andaba desencaminada. Uno de sus acompañantes en aquella ocasión fue el arqueólogo Jesús González Urquijo, ahora codirector junto a la también arqueóloga Talía Lazuen de las excavaciones de esta cueva. Ambos acaban de publicar tres piezas dentales recuperadas en este lugar en la revista de referencia ‘Journal of Human Evolution’, en un artículo firmado junto a otros cuatro especialistas internacionales.
Tal y como muestra el estudio, dos de estos dientes provienen «de uno de los niveles más antiguos de Axlor, datado ahora en 100.000 años», lo que los convierte en «los restos humanos más antiguos de Bizkaia», según González Urquijo, catedrático de la Universidad de Cantabria y director de su Instituto de Prehistoria (IIIPC).
El yacimiento de Axlor es una cueva colmatada que se encuentra a 315 metros sobre el nivel del mar y a unos 30 kilómetros de la costa actual, en el valle del río Indusi, afluente del sistema Ibaizabal-Nervíón. José Miguel de Barandiarán lo descubrió en 1932 y trabajó en él entre 1967 y 1974. «Fue el último yacimiento que excavó. Cuando acabó era muy mayor, tenía 83 años», comenta González Urquijo, que ha excavado en el lugar entre 2000 y 2008, y, en una nueva fase de investigación, a partir de 2019.
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La cueva fue habitada en el Paleolítico Medio, el periodo en que se dieron los primeros asentamientos humanos conocidos en el territorio que ahora es Bizkaia. Los límites cronológicos de esta etapa se han ido estirando hasta situar su inicio hacia los 300.000 años, aunque en la región cantábrica los rastros comprobados de ocupaciones más antiguas rara vez superan los 100.000 años. Es la época de los ‘Homo neanderthalensis’, de los neandertales.
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En Bizkaia se cuentan una docena de yacimientos del Paleolítico Medio, tanto en cueva como al aire libre, entre los que destaca Axlor por su riqueza arqueológica y por su buena conservación.
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Una película muy larga
«Al principio, lo que nos interesaba en Axlor era el final del Paleolítico Medio, hacia los 40.000 años», recuerda González Urquijo. Es el momento en el que los neandertales coinciden con los humanos modernos y acaban desapareciendo. Primero, se consideró que hubo una sustitución,«una competencia entre las dos especies, en la que perdieron los neandertales». Pero eso ha cambiado. Y mucho. Para empezar, «ya hay evidencias de mestizaje entre ambas especies».
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Ahora «la historia de los neandertales ya no es la de ‘los otros’. Es una historia de nosotros mismos. Son nuestra misma humanidad». Y en el caso de Axlor esa historia ha resultado ser «una película muy larga, la de una prolongada continuidad de la ocupación. Eso nos permite ver que los neandertales van haciendo cosas muy distintas a lo largo de ese recorrido».
En Axlor vemos «cómo vivían los neandertales hace 100.000 años, que es un periodo cálido, parecido a las condiciones actuales, un poco más frescas, y cómo vivían más recientemente, hace 70.000 años, en un periodo extraordinariamente frío, uno de los más fríos de de la historia del planeta». Usaron el lugar y sus recursos de forma diferente en cada una de estas fases, adaptando sus estrategias a las condiciones del entorno en cada momento.
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Dos de los dientes datados ahora pertenecen al momento más antiguo, el cálido, y se recuperaron en el nivel N: son un canino inferior derecho que perteneció a un niño de unos 10-12 años, y un cuarto premolar permanente superior izquierdo de un adulto joven, de más de 14 años. La tercera pieza, del nivel F, más reciente, es un cuarto premolar inferior derecho de un niño de unos 10-12 años y tiene unos 80.000 años.
Nuevo sistema de datación
«Durante mucho tiempo dependimos de las dataciones mediante carbono 14», explica González Urquijo. Pero sucede que a partir de los 40.000 años este método suele fallar, «la datación se solapa con el margen de error». Para saber la antigüedad de estas piezas dentales –que se conservan en el Arkeologia Museoa de Bilbao– se ha recurrido a «un método novedoso, la luminiscencia estimulada ópticamente (OSL por sus siglas en inglés), que permite precisar la antigüedad de los cristales de cuarzo que se encuentran en los sedimentos» en los que está enterrado el objeto que se quiere datar. Es este sistema el que ha permitido ‘alargar’ la película de Axlor, que antes se creía más corta, no mucho más allá de los 55.000 años.
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Además de mostrar que las tres piezas corresponden a tres individuos diferentes, «la preponderancia de las pruebas apunta a la afinidad neandertal de los tres individuos», dice en sus conclusiones el artículo publicado en ‘Journal of Human Evolution’. Estas tres piezas «documentan la presencia neandertal en la Península Ibérica durante un periodo relativamente poco representado. Son adiciones importantes al registro fósil y a futuros análisis de la variación temporal y geográfica de los neandertales».
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Traían el sílex de lugares distantes como Barrika, Treviño o Urbasa
Popularmente los neandertales son vistos todavía como brutos trogloditas, una imagen que la ciencia ha desterrado hace décadas. «La evidencia arqueológica te dice que los neandertales hacían cosas muy complejas, tan complejas o más que las de los ‘sapiens’ contemporáneos, como el desarrollo de tecnologías líticas o la gestión de los territorios», señala González Urquijo.
En Axlor es llamativo que el sílex que usaban para fabricar sus herramientas era importado de lugares bastante lejanos, de Barrika, Urbasa y Treviño. Según las épocas, traían las herramientas ya elaboradas –con técnicas delicadas como la Levallois– o se abastecían de bloques que luego trabajaban ‘en casa’. El propio yacimiento se usó de diferente manera según el periodo y los neandertales no lo escogieron por casualidad.
Está en uno de los accesos situados a menor altura entre las vertientes norte y sur de la linea cántabropirenaica. Es una zona de paso de animales, «el punto que primero se deshiela, el que exigen menos esfuerzo» y en el quehay agua todo el año. Ideal para un grupo de cazadores recolectores. ¿Sus presas? En» los niveles antiguos hay mucho ciervo. Luego ya hay un poco de otras de especies, caballo, cabra… bisontes en los momentos más fríos», que es cuando los ocupantes de Axlor mostraron más movilidad y traían el sílex de los puntos más alejados, debieron de usar el asentamiento de una forma más esporádica y probablemente en grupos más reducidos que en los momentos más cálidos.
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