Misterio y culto
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Domingo, 15 de Septiembre 2019
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La mano de San Marcos, ¿y la cabeza?
El evangelista san Marcos predicó en Egipto y es patrón de Alejandría. Allí estaba enterrado hasta que dos mercaderes robaron su cuerpo en el 828, temiendo que fuera profanado por los musulmanes, y lo llevaron en barco hasta Venecia, escondido entre coles y carne de cerdo para burlar a los aduaneros. La mano derecha se venera en la basílica de San Marcos, construida para albergar esas reliquias. Pero los coptos creen que la cabeza del santo quedó en Alejandría, teoría que siguen investigando los historiadores.
La última reliquia también tiene historia
Juan Pablo II fue tiroteado el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro. El pontífice se recuperó de sus heridas en el hospital, pero en el quirófano nadie reparó en su camiseta ensangrentada. Salvo la enfermera Anna Stanghellini, que la rescató y la guardó sin decir nada. No fue hasta el año 2000 cuando confesó su secreto a una monja. El Vaticano cedió la prenda a las Hijas de la Caridad, que la conservan en la Casa Provincial de Roma.
Sangre licuada, el origen del culto
El culto a las reliquias se remonta a los principios del cristianismo. Entonces, los fieles empapaban en esponjas la sangre derramada por los mártires en el mismo lugar de los hechos. Ahora, los fieles, como en la foto, hacen cola para besar la ampolla que contiene la sangre licuada de san Jenaro, en la catedral de Nápoles. Esta licuefacción sucede tres veces al año desde hace seis siglos. Los feligreses rezan, y la sangre, que es una costra negruzca, se vuelve líquida y roja. La ciencia debate si la sangre del santo contiene otros ingredientes que la vuelven más fluida cuando se agita.
La Sábana Santa, misterio sin fin
Reproducción artística del Sudario en el Museo de la Sábana Santa de Turín. Es una tela de lino que habría cubierto el cuerpo de Jesucristo. La Iglesia, que no ha manifestado su aceptación o rechazo de la reliquia, autorizó el examen mediante carbono 14. El resultado fue que el lienzo data de la Edad Media. Pero la ciencia sigue debatiendo el origen de esta imagen de un hombre crucificado.
Huesos de santo: repartir el negocio
En los comienzos de la cristiandad, los altares se ubicaban encima de las criptas donde yacían los cuerpos de los mártires. A partir del siglo IV, los teólogos consideraron lícito trocear los cuerpos de los santos para repartirlos entre los fieles, como estos huesos de santo que se conservan en la capilla de la Curia General de los Hermanos Capuchinos Menores, en Roma. Así, se podía repartir el ‘negocio’ que se generaba en torno a estos restos.
San Davino: Un CSI mil años después
El paleontólogo Gino Fornaciari y su equipo examinan la momia de San Davino, que se conserva bajo el altar de la iglesia de San Miguel en Foro (Lucca). Davino fue un peregrino armenio del siglo XI que murió en Italia cuando se dirigía a Santiago de Compostela. Ahora interesa por una cuestión de medicina histórica: presenta una herida en el cráneo que fue cauterizada según el método difundido por el médico cordobés Abulcasis. Es el primer caso documentado de uso medieval de la cauterización para detener hemorragias.