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Howard Carter, la pelea de borrachos y el saqueo que le condujo a Tutankamón

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El descubrimiento de la tumba del faraón ha dejado en la sombra los otros hallazgos del egiptólogo, nacido hoy hace 150 años

Julio Arrieta

Miércoles, 8 de mayo 2024

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El arqueólogo más famoso de la historia, Howard Carter, descubridor de la tumba de Tutankamón, en realidad no era arqueólogo. De hecho, no tenía ninguna formación académica. Carter, de cuyo nacimiento hoy se cumplen 150 años, era dibujante. La faceta artística del famoso egiptólogo ha quedado ensombrecida por el descubrimiento de la tumba de aquel faraón de la XVIII Dinastía. Como casi todo lo demás que hizo en su carrera. Porque cuando realizó este hallazgo, Carter ya era un egiptólogo veterano, con trabajos importantes en su currículo.

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Howard Carter nació en Londres el 9 de mayo de 1874. Su padre, Samuel John Carter, era dibujante del ‘Illustrated London News’ y pintaba retratos de animales. A causa de su salud frágil, Howard fue educado en casa y no fue al colegio. Aprendió a dibujar con su padre y a los 15 años ya vendía sus acuarelas. Su talento impresionó al egiptólogo Percy Newberry, que lo fichó como dibujante. Una vez acabado su trabajo con Newberry en Beni Hassan, Carter fue reclutado como ayudante por el egiptólogo más importante del momento, William Matthew Flinders Petrie, que se mostró encantado con el trabajo de su nuevo colaborador, al que enseñó a excavar durante su campaña de 1892.

Un dibujante excepcional

Entre 1893 y 1899, Carter se convirtió en el dibujante y fotógrafo oficial del egiptólogo suizo Edouard Naville. Su trabajo de reproducción de los bajorrelieves del templo de Mentuhotep, en Deir El-Bahari, fue muy aplaudido por su precisión, que causaba asombro cuando quienes lo observaban descubrían que dibujaba a mano alzada, sin ayuda de tramas de referencia ni otros recursos técnicos.

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Carter en la campaña de 1893 de una excavación en Deir El Bahari.

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Carter en la campaña de 1893 de una excavación en Deir El Bahari.
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La calidad del trabajo de Carter llamó la atención de Gaston Maspero, responsable del Servicio de Antigüedades egipcio, que lo nombró inspector jefe de antigüedades para el Alto Egipto en 1899.

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Para obtener fondos, el Servicio había decidido autorizar excavaciones patrocinadas por aficionados ricos. Como el Egipto antiguo estaba de moda, no faltaban los patronos que solo aparecían por ‘su’ excavación para salir en la prensa cuando se daba algún gran descubrimiento, mientras que el trabajo de campo lo supervisaban arqueólogos profesionales. Uno de estos patronos, Theodore M. Davis, un abogado jubilado estadounidense, obtuvo la concesión para excavar en todo el Valle de los Reyes. A Carter le tocó supervisar sus trabajos entre 1902 y 1904 y pudo realizar varias excavaciones notables… cuyos resultados fueron presentados con la firma de Davis.

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Imagen - Tras el incidente con los borrachos, Carter dimitió y se ganó la vida como pintor y comerciante de antigüedades

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Tras el incidente con los borrachos, Carter dimitió y se ganó la vida como pintor y comerciante de antigüedades

 

En enero de 1903 Carter localizó la tumba de Tutmosis IV que, a pesar de haber sido saqueada, conservaba su decoración mural en muy buen estado. Este fue su primer gran descubrimiento, aunque el protagonista de la ceremonia de apertura oficial, ante autoridades y personalidades, fue Davis. Entre febrero de 1903 y marzo de 1904 descubrió y excavó la tumba más grande del Valle y probablemente la primera construida en la necrópolis. Era la tumba de Tutmosis I, que fue ampliada para servir de sepulcro de su hija Hatshepsut. Carter encontró los sarcófagos de cuarcita de los dos personajes tras meses de trabajo de excavación y desescombro. Por último, y durante la campaña de 1903-1904, Carter excavó la tumba del faraón de la dinastía XIX Merenptah, cuya entrada permanecía abierta y a la vista desde la Antigüedad.

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La prometedora carrera del egiptólogo inglés estuvo a punto de ser liquidada por un altercado provocado por un grupo de borrachos en 1905. La versión más extendida del incidente es la que recoge Christian Jacq en ‘El Valle de los Reyes’: «Un grupo de franceses, bastante borrachos, exigió visitar el Serapeum después de la hora de cierre; el guarda, de acuerdo con las instrucciones recibidas, se negó. Llegaron las invectivas y, luego, los puñetazos. Personándose en el lugar, Carter tomó partido por su subordinado y expulsó a los revoltosos. Pero éstos disponían de apoyos diplomáticos; se intervino ante Maspero, que pidió a Carter que presentara sus excusas». Éste se negó. Maspero quiso mantener a Carter a su lado y lo degradó a un puesto menor, pero el arqueólogo prefirió dimitir y quedarse sin trabajo. Se ganó la vida durante cuatro años como pintor y comerciante de antigüedades.

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Howard Carter, a la derecha, junto con Lord Carnarvon y su esposa, en la tumba de Tutankamón.

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Howard Carter, a la derecha, junto con Lord Carnarvon y su esposa, en la tumba de Tutankamón.
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Esto favoreció su encuentro con el que iba a ser su nuevo patrono y codescubridor de la tumba de Tutankhamón, George Edward Stanhope Molyneux Herbert, quinto conde de Carnarvon, que viajó a Egipto porque el clima seco del país del Nilo era adecuado para recuperarse de las secuelas de un accidente. Como se aburría en el Cataract Hotel de Asuán, decidió hacer sus pinitos con la piqueta. Maspero le dio una primera concesión, un permiso para abrir varios agujeros en un terrenito que adquirió el aristócrata. Encontró un gato momificado (hoy depositado en el Museo de El Cairo). Esto le animó a perseverar y pidió al Servicio de Antigüedades que le recomendaran un arqueólogo profesional con el que trabajar en algún proyecto más serio. A Maspero le pareció el momento ideal para ‘recolocar’ al defenestrado Carter.

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Imagen - El primer intento de localizar la tumba de Tutankamón se vio interrumpido por la I Guerra Mundial

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El primer intento de localizar la tumba de Tutankamón se vio interrumpido por la I Guerra Mundial

 

El noble y el arqueólogo se cayeron bien, no tardaron en hacer amistad y empezaron a trabajar juntos en 1907. Carter transmitió a Carnarvon su pasión por el Valle de los Reyes, todavía en manos de Davis. Mientras esperaban su oportunidad, Carnarvon y Carter trabajaron durante siete años en otros yacimientos tebanos, durante los que descubrieron la tumba de Amenofis I.

La concesión del permiso de excavación en el Valle de los Reyes llegó por fin en 1914, y los dos socios se pusieron a proyectar un estudio sistemático de toda la necrópolis con la intención de localizar la tumba de Tutankamón. Pero estalló la Primera Guerra Mundial, durante la que Carnarvon volvió a Inglaterra y Carter permaneció en Egipto.

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Uno de los dibujos que hizo famoso a Howard Carter. En este caso, el Rey Turt

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Uno de los dibujos que hizo famoso a Howard Carter. En este caso, el Rey Turt
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La guerra tuvo el efecto de reactivar el saqueo de tumbas. En 1916, «Una tarde llegó al pueblo la noticia de que se había realizado un hallazgo en una región solitaria y poco frecuentada del lado oeste de la montaña sobre el Valle de los Reyes», recordaría Carter. Un grupo de ladrones se acercó al lugar y otra banda rival corrió a enfrentarse a ellos. La entrada del sepulcro estaba en la pared de un barranco. Había que descolgarse desde arriba unos 40 metros. Carter reclutó a varios trabajadores de confianza.

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Al llegar a lo alto del barranco sobre la tumba, a medianoche, «el guía me señaló el extremo de una cuerda que colgaba en el vacío, junto a la pared del acantilado. Se podía oír el ruido de los ladrones en pleno trabajo, así que para empezar corté la cuerda, evitando con ello toda posibilidad de escape».

Un escalón tallado en la roca

El arqueólogo bajó por la pared con su propia soga y se enfrentó a los saqueadores. «Les ofrecí la alternativa de despejar el lugar utilizando mi cuerda o quedarse donde estaban sin ella, y por fin comprendieron y se marcharon. Pasé el resto de la noche en el lugar y tan pronto como amaneció volví a bajar a la tumba». El sepulcro resultó ser una tumba pequeña, colmatada por los escombros. En ella solo había «un gran sarcófago de arenisca cristalina, inacabado, como la tumba, y con inscripciones que demostraban que había sido destinado a la reina Hatshepsut».

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En otoño de 1917, Carter comenzó los trabajos de desescombro en el Valle. Se centró en un triángulo formado por las tumbas de Ramsés II, Merenptah y Ramsés VI. Los trabajos se aceleraron tras el fin de la Guerra, pero los hallazgos no abundaron. En verano de 1922, Carnarvon y Carter discutieron si merecía la pena continuar o no. El arqueólogo convenció a su amigo y decidieron realizar una campaña final. El 4 de noviembre los trabajadores encontraron un escalón tallado en el suelo de roca. Debajo de ese escalón aparecieron otros, hasta doce. Habían encontrado la tumba de Tutankamón.

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