Inteligencia artificial: la clave de la revolución de la industria 4.0
La IA transformará de manera radical empresas y negocios. Su uso puede aportar hasta 16,5 billones de euros a la economía global
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Rodrigo Alonso
Martes, 17 de octubre 2023
La inteligencia artificial (IA) es capaz de hacer cosas maravillosas. Igual responde a velocidad de vértigo cualquier duda remota del usuario, que permite agilizar hasta límites insospechados la productividad de una compañía. En el corto plazo, su uso permitirá que empiecen a surgir compañías cotizadas en miles de millones de euros que podrán ser controladas, de forma exclusiva, por una persona. O, al menos, eso es lo que espera Sam Altman, el padre de la archiconocida máquina parlante ChatGPT. Pero eso es el mañana. A día de hoy la tecnología ya tiene mucho que ofrecer. Tanto que, desde hace tiempo, está considerada como la gran piedra angular de la cuarta revolución industrial. Esa en la que las máquinas son capaces de alterar y acelerar todo el trabajo de una empresa: desde el diseño del producto, hasta su fabricación y distribución.
«La IA es una tecnología que cuenta con un potencial extraordinario para propiciar una revolución industrial y económica. Su aplicación en el sector empresarial no solo permite entender qué ha ocurrido y por qué, sino que permite anticiparse y predecir qué va a ocurrir. Estos atributos se traducen en formidables ganancias de eficiencia y productividad para las compañías», señala Carlos Martínez, director global de soluciones y servicios de IA y ‘big data’ de Telefónica Tech.
Los expertos lo tienen claro: la IA está lista para transformar radicalmente negocios de todo tipo, independientemente de su tamaño y del sector al que pertenezcan. Vale todo; el retail, la sanidad, la banca, la educación o la automoción, la industria al completo. De acuerdo con un reciente estudio de McKinsey, solo el uso de inteligencia artificial generativa, capaz de responder las preguntas del usuario o crear imágenes a demanda, puede inyectar entre 2,4 y 4 billones de euros a la economía global. Y si hablamos de la tecnología en términos generales, la cifra se infla hasta entre 10,5 y 16,7 billones.
A pesar de que todavía tiene mucho margen de crecimiento, la industria 4.0 ya es una realidad. Como decimos, la inteligencia artificial juega un rol protagónico, pero recibe el apoyo de otras tecnologías incipientes que se espera que, en el futuro más próximo, sigan madurando. Y mucho. Ese es el caso del internet de las cosas –que afecta a todos aquellos dispositivos capaces de intercambiar datos gracias a la conexión a la red–, la robótica o la computación en la nube. Incluso la realidad virtual y la realidad aumentada, esas tecnologías que en el medio plazo serán capitales para la consagración de ese futuro mundo virtual llamado metaverso, pero que ya tienen su peso dentro del sector.
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Quizá, la gran virtud de la inteligencia artificial en el entorno industrial es su capacidad para que el negocio cuente con toda la información necesaria sobre un producto antes de comenzar a producirlo y, después, a comercializarlo. «Posibilita explotar todos los datos que se generan en la fábrica, facilitando el mantenimiento predictivo, el control de calidad y evitando paradas en la producción», señala el director global de soluciones y servicios de IA y ‘big data’ de Telefónica Tech.
Por ejemplo, dentro de una fábrica de automóviles, mediante el empleo de sensores y cámaras, la IA puede encontrar fallos en la pintura de un vehículo o defectos en alguno de sus componentes antes de su comercialización. Esto vale igual para la industria alimenticia, donde el uso de inteligencia artificial puede ser todavía más determinante a la hora de inspeccionar la calidad del producto y de que la empresa detecte, por ejemplo, cuerpos extraños en su interior o elementos que puedan dañar la salud del consumidor, como el moho. O incluso para la industria sanitaria, tanto en el desarrollo de medicamentos en tiempo récord como a la hora de analizar rápidamente cuál es el tratamiento adecuado para un paciente; y, además, de forma personalizada.
Martínez también remarca que, gracias a esta tecnología, la empresa puede reducir notablemente el empleo de materias primas y energía en el proceso de fabricación. Por ejemplo, una fábrica que trabaje el acero puede emplear la inteligencia artificial para regular la temperatura de sus hornos para no gastar más de lo imprescindible. Y lo que es, quizá, más importante, permite evitar el derroche de agua. Un problema bastante corriente dentro del sector. «La digitalización del ciclo del agua, desde su origen hasta su destino en los contadores de los hogares y empresas, permite optimizar el consumo de este recurso tan escaso, reduciendo hasta un 40% las fugas y alrededor de un 20% los costes de operación y mantenimiento, gracias a la generación de datos masiva y su análisis avanzado con IA», señala el experto.
Además, es capaz de proporcionar información relevante sobre la situación en la que se encuentra la compañía y, de este modo, ayudar a la dirección en la toma de decisiones relevantes. «La tecnología tiene mucho que ofrecer a nivel de análisis predictivo. Gracias al uso de los algoritmos, es mucho más fácil conocer los patrones de consumo de tus clientes e, incluso, fijar los precios que puedes poner a tus productos para poder conseguir los resultados económicos esperados», señala Rafael Conde, director de desarrollo de negocio digital para Europa de la tecnológica Softtek. Todo esto es gracias a la capacidad de la inteligencia artificial para comparar grandes cantidades de datos del mercado en tiempo real. Por ejemplo, información sobre la demanda, la competencia o las condiciones económicas del consumidor.
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A día de hoy, el 55% de las empresas utilizan la inteligencia artificial de alguna forma para optimizar su negocio, de acuerdo con un informe de McKinsey publicado el pasado agosto. En concreto, más del doble que en 2017. A pesar de la mejora notable, la firma apunta que, actualmente, la inversión está algo estancada. No todas las compañías están sacando provecho de ella.
«Las pymes todavía tienen mucho trabajo que hacer para ponerse al día», señala el analista de negocio tecnológico José Luis Casal. Efectivamente, de acuerdo con el informe ‘Indicadores de Inteligencia Artificial en las empresas españolas’, elaborado por la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial solo un 7% de las pequeñas y medianas empresas españolas usa IA (6% de media en la UE). Y eso, a pesar de que la IA ya tiene mucho que ofrecer a todo tipo de negocios. Según un estudio de la compañía dedicada al desarrollo de negocios de terceros Hubspot, el 64% de las pymes que invierten en la tecnología afirman que la productividad de sus empleados aumentó notablemente.
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