Las mejores recomendaciones de series y novelas negras para terminar el año

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En esta última Carta Noir de 2024 traemos una oferta variada y -creemos- para todos los gustos.

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Desde una novela de espías de Andrés Trapiello a una historia de asesino en serie en Bilbao, el ‘Solsticio de invierno’, de Unai Goikoetxea, o la serie ‘Palomas Negras’, una loa a los personajes de doble vida y las tramas con agentes secretos.

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Estamos a la espera de las novedades del año que viene. Hasta entonces, deseamos feliz Navidad a nuestros lectores y que el próximo año les sea propicio.

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Estos son los temas de nuestra carta:

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Páginas negras: Desde ‘Luna’, de Carlos Bassas, a ‘El vértigo de los suicidas’, de Rosa Huertas, entre otras joyas.

Entrevista con un autor: Unai Goikoetxea

Fundido en negro: Palomas negras y una rareza sobre robos de criptomonedas.

Detectives de antaño: una revisión de un clásico de John Dickson Carr.

Homenaje: aparece un relato inédito de John D. MacDonald.

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Una novela sobre la culpa, el dolor, el rencor y el odio. Tres generaciones y un destino. Protagonistas femeninas -abuela, madre, hija- dolientes, heridas por sus recuerdos, atrapadas por sus fantasmas, sus cadáveres  y sus demonios.

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Crímenes del pasado que se hunden en la ciénaga más oscura del alma. Maldad, rencor y psicopatía. Cada acción, cada capítulo, cada párrafo encierran para el lector un secreto que se intuye, que se revela más atroz que el anterior.

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La lectura exige y duele, pero  la historia atrapa , interpela y conmueve. 

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Tras ‘Justo’ o ‘Soledad’, Bassas aborda de nuevo en ‘Luna’ la mente de las/los protagonistas, una de ellas Luna, una joven de catorce años (los que tenía Abigail en ‘Soledad’), embarcando al lector en  la dualidad de sentimientos, de temores y de horrores, los sufridos y los que se comenten.

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Al igual que la Luna, el crimen tiene dos caras. De la psicopatía y la venganza a la defensa por la afrenta y el dolor. Una novela negra que sabe llevar a este mar ignoto a quien la lee.

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Te gustará si no te asusta adentrarte en la maldad y en la agonía, y buscas una novela exigente y negra. Muy negra.

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Nos encontramos ante una magnífica novela de espías y amores en el Madrid de 1945.

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La segunda Guerra Mundial está a punto de terminar y la diplomacia americana cada vez es más influyente en nuestro país. El régimen nazi ha sido derrotado en Europa y el Gobierno americano, aprovechando la neutralidad española, quiere influir cada vez más a favor de sus intereses.

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Un espía americano de origen español y su enamorada, una mujer muy atractiva, inteligente, de familia muy bien, son los protagonistas de esta novela. El lector se dejará llevar por una trama muy creíble en un Madrid que sigue atrayendo mucho.

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Te gustará si buscas esas novelas complejas estilo Graham Greene.

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Rosa Huertas es una escritora de prestigio y premiada en la literatura infantil y juvenil que se estrena con esta novela en el género noir.

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La autora de ‘El vértigo de los suicidas’ nos presenta una trama en la que la sensibilidad de sus protagonistas, su vida y su relación con los que le rodean nos lleva a lo largo de toda la trama a interiorizar lo que son y lo que pintan  en esta vida.

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¿Es creíble el suicidio de los dos  personajes que mueren? Ahí está lo sustancial  de la investigación. Rosa sale triunfal en su estreno, con una novela intimista y muy bien escrita que mantiene la tensión hasta el final cuando se resuelven los enigmas planteados.

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Te gustará si quieres una intensa novela de suspense.

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Entre el thriller (la estructura de capítulos cortos) y la novela negra (una investigación clásica donde cada interrogatorio merece una lectura atenta), la nueva novela de Txemi Parra traslada al lector de la nieve que cubre Jaca en invierno al Cantábrico que mece la bodega submarina de Plentzia.

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En los diálogos está la mentira y la investigación y Txemi, como buen guionista, los domina.

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El género policial ha tenido autoras y autores maestros en el arte del diálogo  y son estos los que crean la tensión y la sospecha guiados por la tercera persona en la que está escrita.

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El ritmo y la investigación metódica llevada a cabo por la teniente Gloria Maldonado y el sargento Bermudez -una dupla que evoca a parejas clásicas de la novela policial-,  facilitan que el lector se integre en la trama de secretos que envuelve a los personajes.

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La acertada descripción de sentimientos acerca al lector a la comprensión de personajes. Una tensión creciente consigue que el lector sea un espectador más de una trama creíble en la que la intriga va en aumento.

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Te gustará si sigues enganchado al policial clásico.

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‘Solsticio de invierno’ es el admirable debut del autor bilbaíno Unai Goikoetxea. En sus casi 500 páginas, las calles de Bilbao se convierten en el escenario de una serie de sádicos asesinatos.

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El inspector Ander Crespo y su equipo intentarán dar con H9, el cruel asesino en serie que firma las grotescas puestas en escena. La investigación da pronto un giro que convierte al homicida en una suerte de justiciero.

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Con un estilo ágil y fresco, Goikoetxea firma esta primera novela de la trilogía Solsticio, un estreno que combina con destreza terribles asesinatos, dramas personales, tensión y cultos esotéricos, al puro estilo de autores como Carmen Mola, Mikel Santiago o Dolores Redondo. 

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Te gustará si quieres una novela eléctrica.

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Unai Goikoetxea (Bilbao, 1974) ha escrito una de esas novelas tensas y urbanas, en las que un asesino en serie hace de las suyas en un Bilbao peligroso.

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En la entrevista, el autor se declara seguidor de Michael Connelly, otro gran retratista urbano, un aroma que impregna su novela.

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¿Cuánto juego dan los psiquiatras a la novela negra?

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– Muchísimo. Al ser una ciencia que trata las enfermedades mentales, la asociación con el impulso criminal de algunos de sus personajes es evidente.

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En el caso de ‘Solsticio de invierno’, la psiquiatría y los psiquiatras juegan un papel muy relevante a la hora de entender el recorrido vital de nuestro asesino.

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Pero desde un punto de vista más general, la psiquiatría como ciencia se convierte en un pilar en el que los escritores de novela criminal nos podemos apoyar para trazar las líneas difusas de la mente, aquellas cuyo quebranto puede suponer que un ser humano aparentemente equilibrado se convierta en un asesino despiadado.

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Uno de los aspectos de su libro es que el viaje al pasado siempre puede ser peligroso.

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– Me gusta diferenciar entre el pasado y el tiempo vivido.

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Técnicamente son lo mismo, pero al crear una estructura narrativa, al componer una historia, a mí me gusta diferenciar entre ambos conceptos, de modo que el tiempo vivido no sería más que eso, aquello que ha quedado atrás en nuestro devenir vital, mientras que el pasado es otra cosa: la mochila que todos llevamos, los cadáveres que hemos enterrado.

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En este último caso, el pasado sí que puede llegar a ser peligroso.

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¿Cómo se ha documentado para escribir este libro?

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– Esta novela no ha requerido una excesiva documentación. La más evidente fue la lectura intensiva de un libro clásico que no puedo identificar porque desvelaría demasiado de la trama.

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Para la parte policial (estructuras orgánicas, procedimientos policiales, investigación de la escena del crimen, etc.) he leído varios manuales de diversos cuerpos de seguridad y otra bibliografía al respecto. Bien utilizado, internet es una fuente fabulosa de información.

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¿Cómo definiría a Ander Crespo, el protagonista de su novela?

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– Ander es una persona honesta, íntegra, que sitúa el trabajo en el centro de su vida.

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Es el mejor inspector de homicidios de la Ertzaintza y en torno a su figura se ha erigido una leyenda que, en realidad, oculta el drama que ha acompañado a nuestro personaje durante su vida, el de las pérdidas personales.

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Cada resolución de un caso no es más que un intento por redimirse de una culpa que le corroe.

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¿Cuáles son sus influencias a la hora de dedicarse a la novela negra?

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– Quizás mi mayor influencia sea Michael Connelly y su serie de novelas del detective de homicidios de LA Harry Bosch.

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Sin embargo, son muchas las fuentes de las que he bebido y tal vez por eso también se podría identificar en mí algún toque de Pierre Lemaitre, Philip Kerr y su serie de Bernie Gunther, Fred Vargas, Benjamin Black (Banville), etc…

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Con estos ingredientes podemos hacer un buen marmitako.

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Sin duda un coctel criminal para ver casi del tirón. Un ‘twist’ del Guy Ritchie de ‘The Gentlemen’, otro de la serie ‘Kingsman’ de Matthew Waughn, mezclado en un ‘combinado’ de espías y asesinos a sueldo.

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Además, tenemos dos malvadas criminales, empoderadas y sutiles,  de opuestos refinamientos: Sarah Lancashire, que ya estuvo inmensa en el noir Happy Valley, y Kathryn Hunter, mejor aún que en Harry Potter- Además, acción, amor, sonrisas, balas (muchas) y canciones de Navidad. 

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Keira Knightley -en un papel que borda- defiende con soltura y credibilidad la doble vida de una mujer sonriente del futuro primer ministro inglés y espía implacable de una organización criminal tan oculta como peligrosa con soltura y verosimilitud.

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La sonrisa está asegurada y el ritmo de la función  no decae. El misterio se resuelve en el último capítulo y la música es fantástica. 

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Te gustará si quieres una serie para degustar como un buen cóctel en estas fiestas. Y no solo para quien disfruta de las series de espías.

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La delincuencia moderna ha cambiado demasiado. Y los atracadores con recortadas y capuchas o los tipos duros metidos a brutoneros tienen que competir ahora con el dinero electrónico.

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Este documental de Netflix, subtitulado como el Bonnie and Clyde de las criptomonedas, es la mayor prueba de ello.

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Nos cuenta la historia de una pareja -Heather ‘Razzlekhan’ Morgan e Ilya ‘Dutch’ Lichtenstein- que llegó a hacerse con más de 4.000 millones de dólares mediante un simple hackeo de cuentas… y de cómo la cagaron.

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‘El mayor criptorobo de la historia’ es un buen relato de cómo se maneja el mundo de las criptos pero también de una juventud perdida, por decirlo suave, y que puede considerar más importante su audiencia en las redes que la clandestinidad necesaria para protegerse de la policía.

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Es todo un retrato de la generación Z metida a ladrones de pacotilla… (aunque juega con una sospecha extraña que el espectador tendrá que juzgar).

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Te gustará si a veces te preguntas por qué no nos extinguimos.

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La editorial Who ha tenido el acierto de volver a publicar a uno de los escritores más brillantes de la ‘Golden Age’. Dickson Carr se caracteriza por conjugar el cuento de terror y las tramas de misterio y detectives, junto con los crímenes imposibles y de habitación cerrada.

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En ‘El que susurra’ (publicada en 1946) nos muestra una historia que transcurre en Francia y en Inglaterra, en una Europa devastada por la guerra, con el  detective Gideon Fell entre otros  protagonistas. Se trata de una investigación detectivesca en la que el terror y el crimen imposible se cruzan. Lo que parece imposible al final va a ser posible.

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Te gustará si quieres disfrutar de uno de esos grandes clásicos.

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La editorial Strand acaba de publicar una historia inédita de John D. MacDonald, uno de esos grandes del noir injustamente olvidado pese a que fue uno de los herederos directos de los padres fundadores.

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MacDonald escribió, entre otras joyas, ‘El cabo del miedo’ y su influencia ha sido reconocida por autores consagrados como Elmore Leonard o Lee Child. Creó el personaje de Travis McGee, un aventurero fascinante que vive en un barco anclado en Fort Lauderdale y se dedica a recuperar objetos o personas desaparecidas.

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Creó muy buenas historias, bien escritas y con un ambiente marinero inconfundible.

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El relato que ahora se publica se titula ‘El cómplice’ y fue escrito en los 40 por el autor. Narra la historia clásica del empleado de una tienda relacionado con la esposa del propietario, una mujer fatal.

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El editor de Strand, Andrew F Gulli, lo encontró en la Universidad de Florida, donde se custodian los manuscritos del autor.

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Es un relato de los años 40, cuando el autor -que falleció en 1986 con 70 años- estaba todavía en una fase preparatoria de las que sería su carrera. El texto y la figura de MacDonald sirven para entender cómo hemos llegado hasta aquí.

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El actual triunfo de la novela negra le debe mucho a estos autores que revolucionaron el género y no tuvieron problemas en dedicar su vida a un género que se consideraba menor. 

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