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Todos los coleccionistas sueñan con encontrar un gran tesoro. Saben que quizás nunca lo encuentren, de hecho muchos se conforman con los pequeños descubrimientos que van haciendo a lo largo de los años en esa búsqueda incesante que han convertido en una forma de vida. Pero a veces el sueño se hace realidad. A Raúl García le ocurrió el pasado 13 de septiembre. Estaba en casa y le sonó una alerta en el ordenador, una de las que tiene activadas cuando sale la palabra Bilbao en la página web de la casa de subastas ‘Top Hat’ de Barcelona. Echó un vistazo y le interesó. Era una oferta de imágenes en cristal estereoscópico y una de ellas llevaba por título «Bilbao, una partida de football».
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La observó con detenimiento y dio un respingo. No pudo evitarlo. Aquella imagen, que no llevaba ninguna firma de autoría, tocaba sus dos puntos más sensibles. Por un lado, la del coleccionista vocacional, pasión que heredó de su padre, Javier, que llegó a tener una mesa en la plaza Nueva donde cada domingo mostraba su surtido selecto de postales, monedas, billetes, sellos y fotografías antiguas. Y por otro, la del hincha medular del Athletic, abonado del Fondo Sur desde 1982, con sólo ocho años, y gran experto en la historiografía rojiblanca.
– «Enseguida vi que era algo grande», recuerda.
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El primer mito
Lo cierto es que esa grandeza no era fácil detectarla a primera vista. Para hacerlo se necesitaba ser un gran especialista en lo que podríamos llamar los años germinales del Athletic. Y hay muy pocos expertos en ese campo. Casi se podrían contar con los dedos de una mano. Raúl García forma parte de ese grupo tan reducido. Lo primero que tuvo claro al examinar la foto fue el escenario. Era evidente que aquello era el campo de Lamiako. Lo revelaban los pabellones industriales, el fondo de las chimeneas de Altos Hornos soltando sus humaredas y, a lo lejos, el perfil de la iglesia de Santa María de Sestao. Una vez hecha la localización, Raúl se fijó en el protagonista más destacado de la fotografía, un delantero bigotudo que saltaba de cabeza. Lo reconoció de inmediato y al hacerlo es probable que no pudiera evitar esa sonrisa nostálgica que suele reservarse a los viejos conocidos por los que uno siente debilidad.
Se trataba de Juan Astorquia. Allí estaba, jugando con la camiseta blanca del Bizcaya, aquel ‘team’ formado por futbolistas del Athletic y del Bilbao FC que acabaría ganando la Copa de la Coronación de Alfonso XIII. Hablamos de un personaje fundamental en la historia del Athletic. Nacido en 1876, hijo de una familia de comerciantes bilbaínos, el mayor de siete hermanos, ‘Juanito’ aprendió a jugar al fútbol en el ‘college’ católico de Manchester donde completó sus estudios y aprendió inglés. Desde el principio, destacó por su habilidad, su dominio del balón y su carácter competitivo. Ya con veinte años, de regreso a casa, fue una pieza clave para impulsar el fútbol en la capital vizcaína. Su entusiasmo contagioso prendió entre sus amigos y compañeros de tertulia en el Café García. Juntos comenzaron a jugar en la campa de Lamiako y juntos participaron en la fundación oficial del Athletic en 1901. Aparte de ser uno de los 33 padres fundadores, fue el primer capitán del equipo y su presidente en 1903. Su muerte en 1905, a los 29 años, la misma edad por cierto a la que murió Pichichi, causó una gran conmoción.
En las pocas fotografías que se conservan de él aparece siempre con una mirada retadora, el ceño fruncido y el pelotón en las manos o entre sus piernas. Basta un simple vistazo para reconocerle como el jefe de la banda. Los demás miembros del equipo posan sonrientes, serios, despistados o expectantes. Astorquia, en cambio, ofrece una imagen imponente. Parece que te va a saltar al cuello. Viéndole, sus rivales sólo podían extraer una impresión: la de peligro inminente. En la imagen del cristal estereoscópico que a Raúl García le ofrecían en aquella subasta, sin embargo, se le veía en plena acción por primera vez. Y no sólo a él. A su lado, atento a la jugada, inquietado por el codo de un defensa contrario, se ve a uno de sus compañeros, un futbolista rubio. ¿Quién era?
El coleccionista de Santutxu no le reconoció en un primer momento. Es más, todavía hoy no puede asegurar con certeza de quién se trata, pero se atrevería a poner la mano en el fuego de que era ni más ni menos que William Llewellin Dyer, otro de los mitos del Athletic fundacional. Nacido en Sunderland, Dyer llegó con sólo un año a Bilbao, donde su padre Sydney J. Dyer abrió una empresa de exportación de hierro para las fundiciones de Gales y del noreste de Inglaterra. Lo cierto es que Dyer fue un niño bilbaíno más, residente en la calle Henao, que se acabaría convirtiendo en un delantero letal y en uno de los grandes protagonistas de la Copa de la Coronación de Alfonso XIII. Curiosamente, de este inglés que vino a Bilbao no se ha conservado ninguna foto como jugador. Es extraño, pero no posó en ninguna de las formaciones que se conocen del Bizcaya, del Bilbao o del Athletic. En alguna publicación, en concreto en el pie de la fotografía de la alineación del Bizcaya en Burdeos el 9 de marzo de 1902, se le confunde con su compatriota Carlton Levick.
Raúl García adquirió la foto en una subasta por 180 euros y se la ha donado al Athletic
180 euros
Raúl García no tardó nada en atar cabos y emocionarse con el hallazgo: campo de Lamiako abarrotado de público y Juan Astorquia y Williams Dyer en el mismo equipo, con la camiseta blanca del Bizcaya y atacando la portería rival. No había dudas. La fotografía era del 31 de marzo de 1902 y correspondía al partido Bizcaya-Burdigala, una devolución de visita ya que ambos equipos se habían enfrentado tres semanas antes en la ciudad del Garona. En las páginas del diario ‘Nervión’, recordó Raúl, se decía que a aquel partido, que terminó 7-0 para los bilbaínos, acudieron 3.500 personas y que, por primera vez, se instalaron un centenar de sillas en un lateral a cargo de la Casa de Misericordia. Dyer y Astorquia, por cierto, marcaron cuatro y tres goles respectivamente en aquella portería que en la foto, la verdad, no parecía muy sólida, poco más que tres maderos clavados.
Aquello era un tesoro, definitivamente: la primera fotografía en un lance de juego del Bizcaya (y por supuesto del Athletic o del Bilbao) y, además, con la imagen en acción de dos grandes leyendas del fútbol bilbaíno en sus inicios. Las subastas de este tipo suelen estar abiertas durante una semana. A Raúl García se le hizo muy larga. La estrategia la tuvo clara desde el principio: pasar desapercibido, no mostrar ningún interés por la pieza, evitar cualquier movimiento que hiciera saltar la liebre y movilizara a otros posibles compradores. Eso sí, no pudo evitar preguntarle a Jordi, su contacto de ‘Top Hat’, si tenían algunos cristales estereoscópicos más de fútbol. Cuando le dijo que no, se limitó a cruzar los dedos y esperar al último día de la puja.
– «Inevitablemente, estás un poco nervioso, pero por suerte nadie pujó. Y bien mirado tampoco es tan raro. Es una cuestión de desconocimiento. Para valorar la foto tenías que saber cosas que sólo sabemos unos pocos. El caso es que ofrecí 180 euros y me la llevé», recuerda este socio rojiblanco, que una vez hecha la compra tuvo que preocuparse de que el cristal le llegara en buen estado. «No hubo ningún problema. Llegó muy bien embalado. Son unos profesionales»
Ya con la fotografía en su poder, tras hacer varias copias y mostrárselas a su mujer, a sus hijas y a su padre, que se quedó muy orgulloso de la adquisición de su hijo, Raúl García se hizo una pregunta capital: ¿Y ahora qué hago? Tras meditarlo bien unas semanas, se respondió a sí mismo desde la generosidad de un hincha que, llegado el momento, es capaz de poner los intereses del club por encima de los suyos propios. De este modo, se puso en contacto con Asier Arrate, director del museo del Athletic. Experto conocedor de la historia rojiblanca y del patrimonio histórico del club, Arrate no pudo por menos que entusiasmarse con la fotografía y valorarla como lo que era: un hallazgo extraordinario.
– «Me confirmó que no conocía una imagen más antigua del Athletic, en este caso del Bizcaya, en una acción de juego. Ese tipo de fotos, de hecho, no se empiezan a ver aquí hasta una década después», recuerda.
Raúl García ha donado la fotografía al Athletic de forma desinteresada. Ahora bien, sin ocultar un pequeño sueño que, en el fondo, no es más que otro regalo suplementario al club de sus amores: poder hacer en el museo una exposición con su colección personal, que aparte de este gran tesoro incluye otras noventa fotografías antiguas, además de postales, revistas, documentos oficiales y cartas del Athletic anteriores a 2015.
– Me haría mucha ilusión».
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Los detalles de la fotografía
Miércoles, 20 de noviembre 2024, 23:32
El equipo y el partido
Su líder era Juan Astorquia. Allí estaba, jugando con la camiseta blanca del Bizcaya, aquel ‘team’ formado por futbolistas del Athletic y del Bilbao FC que acabaría ganando la Copa de la Coronación de Alfonso XIII. En la imagen inédita a la que ha tenido acceso EL CORREO se le ve a Astorquia en plena acción por primera vez. La fotografía es del 31 de marzo e 1902 y corresponde al partido Bizcaya-Burdigala, una devolución de visita ya que ambos equipos se había enfrentado tres semanas antes en Burdeos. En las páginas del diario ‘Nervión’, se decía que a aquel partido, que terminó 7-0 para los bilbaínos, acudieron 3.500 personas y que, por primera vez, se instalaron un centenar de sillas en un lateral a cargo de la casa de Misericordia.
El campo de Lamiako
Según recoge el Athletic, la primera constancia escrita del uso de las campas de Lamiako para jugar a fútbol datan del año 1892, cuando los miembros del Club Atleta de los Astilleros del Nervión pusieron los ojos en un terreno que hasta el momento era un hipódromo. El 27 de octubre de 1892 solicitaron permiso para disputar el partido más antiguo del que se tiene constancia en Bizkaia. El permiso alcanzaba para jugar exclusivamente «los sábados por la tarde y los días festivos». De este modo, el hipódromo de Lamiako pasó a convertirse en el campo de fútbol de Lamiako, un terreno acondicionado de forma involuntaria, pues su destino hasta el momento había sido otro. Con el tiempo y ante la gran cantidad de público que se desplazaba a ver los partidos, los trenes acabaron por hacer paradas programadas junto al campo. Los primeros amantes del fútbol en Bizkaia, muchos de ellos miembros de esas familias bilbaínas que veraneaban en Las Arenas y otros que hasta allí se acercaban, encontraron en Lamiako lo más parecido a un campo de fútbol como los que habían visto en Inglaterra.
Fue a partir de 1901 cuando los los zurigorris disputaron sus partidos en Lamiako, ya que hasta entonces se jugaban en campas. El campo de Lamiako lo usaban además otros clubes como el Bilbao Foot-ball Club. Aunque en este terreno de juego no se celebraron encuentros de competiciones oficiales, sí que se jugaron partidos ‘formales’ frente a equipos punteros de la época, como el Stade Bordelais y el Real Santander. El último duelo que jugó el Athletic en el campo de la Margen Derecha fue el 19 de marzo de 1911, frente a los franceses La Vie au grand air du Medoc, partido que el conjunto rojiblanco ganó por 3-0.
Juan Astorquia
Hablamos de un personaje fundamental en la historia del Athletic. Nacido en 1876, hijo de una familia de comerciantes bilbaínos, el mayor de siete hermanos, ‘Juanito’ aprendió a jugar al fútbol en el College Católico de Manchester donde completó sus estudios y aprendió inglés. Desde el principio, destacó por su habilidad, su dominio del balón y su carácter competitivo. Ya con 20 años, de regreso a casa, fue una pieza clave para impulsar el fútbol en la capital vizcaína. Su entusiasmo contagioso prendió entre sus amigos y compañeros de tertulia en el Café García. Juntos comenzaron a jugar en la campa de Lamiako y juntos participaron en la creación del Athletic.
Aparte de ser uno de los 33 padres fundadores, fue el primer capitán del equipo y su presidente en 1903. Su muerte en 1905, a los 29 años, la misma edad por cierto a la que murió Pichichi, causó una gran conmoción. En las pocas fotografías que se conservan de él aparece siempre con una mirada retadora, el ceño fruncido y el pelotón en las manos o hundido entre sus piernas. Basta un simple vistazo para reconocerle como el jefe de la banda. Los demás miembros del equipo posan sonrientes, serios, despistados o expectantes. Astorquia, en cambio, ofrece una imagen imponente. Parece que te va a saltar al cuello. Viéndole, sus rivales sólo podían extraer una impresión: la de peligro inminente.
Llewellin Dyer
Otro de los mitos del Athletic fundacional. Nacido en Sunderland, Dyer llegó con sólo un año a Bilbao, donde su padre Sydney J. Dyer abrió una empresa de exportación de hierro para las fundiciones de Gales y del noreste de Inglaterra. Lo cierto es que Dyer fue un niño bilbaíno más, residente en la calle Henao, que se acabaría convirtiendo en un delantero letal y en uno de los grandes protagonistas de la Copa de la Coronación de Alfonso XIII. Curiosamente, de este inglés que vino a Bilbao no se ha conservado una foto como jugador. Es extraño, pero no posó en ninguna de las formaciones que se conocen del Bizcaya, del Bilbao o del Athletic. En alguna publicación, en concreto en el pie de la fotografía de la alineación del Bizcaya en su partido en Burdeos el 9 de marzo de 1902, se le confunde con su compatriota Carlton Levick, y hubo que subsanar el error.
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Las cuatro únicas fotos más antiguas
Precedentes ·
Se trata de imágenes de onces formados del Athletic, el Bilbao FC y el Bizcaya tomadas en 1901 y principios de 1902
A la espera de que algún día se haga un nuevo descubrimiento como el que ha hecho Raúl García con esa extraordinaria imagen de juego en el partido del Bizcaya contra el Burdigala en marzo de 1902, sólo hay constancia de cuatro fotografías más antiguas de lo que vino a ser el Athletic: las que reproducimos en esta página. Como se ve, todas son de alineaciones formadas antes de un partido. Era lo que se estilaba en aquellos tiempos. Los lances de juego no empezaron a verse en la prensa vasca hasta una década después, cuando el equipo ya jugaba en el recién inaugurado San Mamés.
De manera que no puede descartarse -es una especulación- que la fotografía del coleccionista bilbaíno, que no lleva ninguna firma, la tomara algún fotógrafo francés desplazado al encuentro como enviado especial, ya fuera para alguna revista ilustrada o para algún periódico. De hecho, el diario ‘Le Petit Gironde’ había publicado una pequeña crónica del amistoso que ambos equipos jugaron en Burdeos tres semanas antes. En ella, el redactor dio ejemplo de deportividad. «Desde el principio vimos que, aunque el Bizcaya jugaba en el campo de sus adversarios, no cabía duda sobre el resultado definitivo del partido, pues los españoles eran superiores a nuestros compatriotas», escribió.
1901
Con algunos jugadores todavía en ropa de calle, una de las primeras formaciones del Athletic, antes incluso de la fundación oficial del club. Foto del Athletic
1901.
El once del Bilbao FC en ese mismo partido. A partir de 1903, los dos equipos de la ciudad se fundirían en un solo club y le darían oficialidad. Cedida por Raúl García
Azul y blanco
La publicó el diario ‘El Deporte’ de Barcelona el 9-2-1902 y es la primera foto en la que se ve al Athletic con su primer uniforme. Cedida por R. García
De viaje.
Formación del Bizcaya en su partido contra el Burdigala en Burdeos, tres semanas antes del de vuelta que disputaron en Lamiako. Athletic Club
Las dos fotografías de la parte superior de la página son de 1901 y retratan al Athletic (la de la izquierda con los jugadores vestidos de paisano) y al Bilbao (la de la derecha). Por el escenario y por la presencia en las dos imágenes -es el primero por la izquierda, de pie en ambos casos, en uno con gorra y en otro sin ella- del árbitro Luis Orbe, está claro que pertenece a uno de los amistosos que solían disputar por entonces ambos equipos, que acabaron fundiéndose en 1903 cuando el Bilbao, sumido en graves problemas económicos, decidió integrarse en el Athletic. Con una buena visión histórica, podríamos decir. Y también deportiva. Ese primer año de la fusión, de hecho, ese Athletic más potente ganó al Real Madrid la primera Copa que en este momento le reconoce la RFEF.
Azul y blanca
La foto de la parte inferior izquierda tiene un gran valor histórico. La publicó el 9 de febrero de 1902 el diario ‘Los Deportes’ de Barcelona. No se sabe a qué partido corresponde, quizá a alguno de los que solía jugar contra combinados de marineros ingleses, pero es la primera imagen del Athletic con la camiseta azul y blanca, que mantendría hasta 1910. Por cierto, es una de las poquísimas fotos en las que Juan Astorquia (el segundo por la izquierda, sentado) no posa con el balón en su poder, como lo hace, sin ir más lejos, en la foto de la derecha. Por lo que sea, ese día le quitó el cuero su amigo Ramón Silva, otro de los 33 padres fundadores del Athletic Club.
La última de las fotos es la alineación del Bizcaya, ese combinado del Athletic y del Bilbao que pasaría a la historia, en su partido en Burdeos del 9 de marzo de 1902. Elegantes, de blanco, con sus ‘caps’, los jugadores posaban antes de su primer compromiso internacional. Siete de ellos (Luis Arana, Larrañaga, Amado Arana, Careaga, Ramón Silva, Astorquia y Evans ) formaron parte de once que, poco más de dos meses después, el 15 de mayo, ganó en Madrid la final de la Copa de la Coronación de Alfonso XIII al Barcelona (2-1). Por cierto, el primer jugador sentado, a la izquierda de la imagen, es Levick y no Dyer, como se escribió más de una vez y como todavía figura en el once de aquel partido que aparece en la página web del Athletic.
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